Es fácil desanimarse cuando miramos el mundo en que vivimos. Nuestro proyecto de teatro parte del cariño especial que sentimos hacia quienes se han visto apartados de la sociedad por motivos de salud mental.
Y es que no vivimos los mejores tiempos. Nuestra sociedad quiere que seamos guapos, ricos, jóvenes y sin ninguna tara.
Pero vamos a dejar de lamentarnos y ponernos las pilas, ¿no os parece?
Estamos muy lejos de querer dar lecciones de psiquiatría a nadie.
Nos hemos propuesto repartir felicidad entre ese colectivo.
¿Y cómo?
Muy sencillo. Con algo que no se vende en las farmacias ni está en contra de ninguna prescripción facultativa.
¿Sabéis lo que es? Aquí lo tenéis:
1 Una formación.
2 Un sueldo a final de mes.
3 Aplausos al final de cada espectáculo.
Y por cierto. No somos una secta.